LAS PULPERIAS PAMPINAS


  • Fueron los Mall del desierto

Cuando se pusieron en operaciones las primeras Oficinas salitreras en medio del desierto, una de las primeras preocupaciones de los dueños de estas usinas, fue el abastecimiento de los recursos básicos de sobrevivencia de sus trabajadores y sus familias.


Tienda Pulpería Oficina Vergara
De esta manera, se ideó el método de dotarlas de grandes almacenes llamados Pulperías y cuya administración sería la misma de la Compañía salitrera. Aparejado a esto, se discurrió al cuestionado uso de remunerar a los obreros con fichas-salarios hechas de ebonita, aluminio, níquel, cobre o bronce, en cuyas caras se encontraba grabado el nombre de la empresa y en la otra el valor de los productos que se adquirían en dichos Centros Comerciales. De esta manera el negocio era redondo para los empresarios calicheros, debido a que dichas fichas solo eran canjeables en sus propias Pulperías. Bajo estas condiciones, todo el dinero pagado en fichas-salarios a los obreros, retornaba directamente a los dueños de las oficinas a través de este inadecuado procedimiento. Con el transcurrir del tiempo y con la erradicación total de las fichas en las salitreras. Estos centros comerciales adquirieron una importancia significativa dentro de las comunidades pampinas. No solo por que eran los principales lugares de abastecimiento y punto de convergencia de la comunidad, sino también por que las administraciones de cada oficina, generaron toda una estrategia para motivar a los trabajadores a permanecer en la pampa. Así es como estas Pulperías, estaban opulentamente proveídas y con productos de primera calidad y a precios irrisorios. Lo que permitía que aún cuando los sueldos eran bajos, este les alcanzaba holgadamente para poder subsistir sin inconvenientes. El problema se presentaba, cuando los obreros visitaban otras ciudades y se encontraban con que los productos eran hasta cinco veces más caros que en las Pulperías Salitreras. Además la Empresa le otorgaba a sus trabajadores, el beneficio de adquirir mercaderías a través de un Vale de Crédito, que después era descontado de su sueldo a través del “descuento por dentro”. Sistema que se usaba también, cuando se iba al Teatro o a ver algún espectáculo.


La Pulpería de Coya Sur, lucia con orgullo su emblemático
Reloj Inglés y era la más antigua del sector.


Las Pulperías de María Elena, Pedro de Valdivia, Coya Sur y Vergara, han dejado recuerdos imborrables en los pampinos. Estos verdaderos Mall del desierto, contaban con grandes salas donde se situaban: El Almacén, Cantina, Verdulería, Carnicería, Fiambrería y Panadería. Asimismo había otras secciones destinadas a la Zapatería, Vestuarios, Perfumería, Cigarrería y Lencería. Aún en la memoria de los salitreros, se recuerdan las compras de grandes cajones de té ceylan, o los enormes panes de mantequilla. Claro que para adquirirlos había que hacer largas filas, especialmente para los días de suple o pago.



Tienda Pulpería  Oficina María Elena

Cuando las salitreras de SOQUIMICH, se privatizaron durante el régimen militar, los nuevos dueños de la compañía, deciden como política administrativa, poner fin a las Pulperías. Fue de tal magnitud el impacto en la población pampina, que los dirigentes de la época, debieron solicitar a la empresa que esta medida no tuviese el carácter de aplicación inmediata, ya que no había experiencia de comprar o llevar la economía doméstica sin acudir a ellas.
Vale de la Pulpería Vergarina

         
                           
Ficha de Coya Sur
 Hacia 1911, la Administración de la Oficina Coya, remuneraba a
sus jornaleros con Fichas-Salario, hechas de cobre.



De esta manera, poco a poco se fue perdiendo este verdadero ritual, que comenzaba muy temprano en la fila del pan y terminaba cerca de las 20.00 hrs., cuando ya las Pulperías comenzaba a cerrar sus enormes portones de pino oregón, hasta el nuevo día.

Claudio Esteban Castellón Gatica
Fundador Museo Antropológico 
María Elena