EL TEATRO METRO DE MARIA ELENA

  •    Son pocas las localidades del país, que pueden darse el lujo de mantener entre sus edificios alguno que evoque a la famosa empresa cinematográfica “Metro Golwyn Meyer”.

 Efectivamente, quien creería que en medio de unos de los desiertos más áridos y agresivos del planeta, se encuentra  ni más ni menos que un gran Teatro al más puro estilo “gringo” que, dentro del silencio y las soledades de la pampa, llenaba un espacio significativo dentro del quehacer recreativo y cultural de las miles de familias  que aquí afincaron sus existencia por varias generaciones.

El imponente Teatro Metro de María Elena,
desafiando el tiempo y el olvido
     En un comienzo, cuando todavía se llamaba Coya Norte,  se utilizaba la sede de la “Filarmónica” como Teatro COYNOR, como Salón de bailes e inclusive como recinto para organizar reñidos combates de Boxeo.  Incluso se recuerda que la primera película que allí se exhibió fue el día viernes  24 de diciembre de 1926, y se titulaba “La Hija del Guarda Bosque” producida por la empresa alemana “Hansa Films” y traída a Chile por la Firma Bidwell e Hijos.

Posteriormente la Filarmónica, termino siendo el Sindicato Nº 3 de Obreros, hasta el día de hoy. Hacia el mes de mayo de 1948, la empresa salitrera Anglo Lautaro, inauguraba un moderno Cine, proyectando la película “Escuela de Sirena”. Esta obra de concreto armado, asismico  e incombustible, fue  diseñada por ingenieros y arquitectos de la “Metro Golwyn Meyer” y construido con manos de obra chilena,  cuyas características lo transformaron en uno de los más elegante y hermoso de la época.

Con capacidad para albergar unos 774 espectadores. Distribuidos en 100 sillones, 192 plateas, 482 asientos generales, todos colocados en un piso con declive suave que permitía tener una visión perfecta hacia el escenario desde cualquier punto de la sala. El equipo de proyección y sonido eran de los más modernos y contaba con dispositivos especiales que permitían que el sonido fuera reproducido con perfecta nitidez. Su amplio escenario, permitió que los pampinos disfrutaran de la presentación de grandes compañías de espectáculos. Además su  iluminación como la dotación de servicios higiénicos y contra incendios, permitía que los asistentes se sintieran en un ambiente agradable y seguro.

Los dos mineros que, ornamentan el frontis del Teatro, representan que después de una larga y agotadora jornada laboral en la pampa calichera. Los trabajadores y sus familias, allí tenían un espacio para el descanso y la entretención. El Teatro Metro fue declarado Monumento Nacional mediante decreto exento Nº 400 del 22 de Noviembre de 1999 del Ministerio de Educación.
Claudio E. Castellón Gatica